No suelo tener el radio prendido mientras manejo; prefiero mil veces poner mi música directo del celular que intentar encontrar alguna estación que realmente ponga música, pero a veces, a una se le olvida cargar su celular y no le queda de otra más que poner la primera estación que caiga. Ni modo.... En fin, fue así como escuché el anuncio de un mercadito de diseño local, “el marchantito”, creo que se llama. La verdad es que en mayo todos los anuncios de radio, tele y las promociones en casi cada tienda que veo están dirigidos a mamás. O más bien, a que los hijos le compren un buen regalo a su mamá. La cosa que me llamó la atención sobre este anuncio en particular fue tu tagline “celebra el día con la mujer que te dio la vida”.
Este anuncio me dejó pensando en la idea que tenemos generalmente sobre las mamás. Son cariñosas, todo-poderosas, y nos aman incondicionalmente porque pues, ellas nos dieron la vida. ¿No? Pues no. No todas las mamás han pasado por el proceso de embarazo y dado a luz a sus creaturas. Hay mamás como la mía, que hace más o menos trece años, de un día para otro, amaneció con tres escuincles con los que no compartía genética alguna. Yo tengo una mamá que decidió echarse encima un paquetote que no era suyo. Decidió cuidar, criar, regañar y amar a tres humanitos que “no eran suyos”.
Y digo “eran” porque hoy somos más de ella que de nadie.
La señora que me dio la vida por ahí está, pero esa no es mi mamá, a ella no la celebro. Mi mamá, la de verdad, es la que me enseñó a maquillarme, a pesar de que ella no se maquilla. Mi mamá es con la que corrí la primera vez que me bajó, gritando “Karlaaaaa, ya me bajó. ¿Qué hago?”. Mi mamá es la que me llamaba en las noches a echarme porras a distancia mientras estudiaba lejos de casa. Mi mamá es la que me regaña cada que olvido pedir el queso (o el huevo, o la crema...) para Trébol, y la que me enseñó que allá en sus tierras hay quesadillas sin queso (Sorry ma, esas no son quesadillas… #ArribaElNorte); es la que hace tortas de la barda mejor que cualquier Tampiqueño. Mi mamá es la que vive eternamente enamorada de estudiar, sea el tema que sea, y llena cuaderno tras cuaderno de apuntes. Mi mamá es la que me pregunta qué quiero hacer con mi vida y se preocupa porque sea feliz, aunque sea lejos de ella. Hoy, quien alguna vez fue solo la novia de mi papá, se convirtió en una de las personas más importantes de mi vida.
Mi mamá no me llevó en su cuerpo durante 9 meses, ni tuvo que sufrir dolores de parto, ni pasar noches en vela mientras sus hijos lloraban, sin saber por qué lloraban. Con mi mamá no comparto mi tipo sanguíneo, ni mi color de piel, ni el color de ojos, ni su nariz ni su estatura.
Mi mamá no me dio la vida, pero sí me enseñó a vivirla.
Me enseñó que hay más maneras de ver y entender la vida que la que me enseñaron de chiquita. Me enseñó que se puede querer a alguien realmente sin esperar nada a cambio. Mi mamá me enseñó que se vale pedir ayuda, aunque a veces cueste trabajo. Me enseñó que la lectura es un "vicio" que vale la pena mantener y que los libros se disfrutan más después de leerlos 10 veces. Mi mamá me enseñó que hay más de una definición de “familia” y que todas las que se nos puedan ocurrir son igual de válidas.
Te quiero, ma, gracias por todo. Feliz día de las madres.
Xo,
C.