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  • Foto del escritorCes Heredia

Lo que 2018 se llevó


Como que todavía no me cae el veinte de que ya es 2019. Sigo escribiendo “2018” en todos lados. Es más, la última oración la tuve que borrar y reescribir dos veces porque mi dedo iba en automático al ocho. No sé, como que entre el “invierno” tampiqueño (que más que invierno solo son 6 o 7 días de frío) y la serie de eventos que han sucedido en el último mes, la verdad no estuve muy de humor para celebrar.

Mi 2018 estuvo lleno de momentos que creo que cambiaron la manera en la que vivo mi vida y la manera en la que veo y entiendo el mundo. Corté lazos con gente que pensé que estaría conmigo siempre, vi mi negocio derrumbarse por razones totalmente ajenas a mi, decidí (por fin) que ya es momento de iniciar el proceso formal de conversión al Judaísmo, aprendí un oficio nuevo y me despedí de una de las personas que llenaban mis martes de historias, risa y mucho amor.

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Photo by Amy Shamblen on Unsplash // 2018

2 bodas, 4 viajes, 4 visitas de amigos de fuera, 1 deuda interminable, 2 amigos menos, 5 amigos nuevos, 1 amigo que regresó, 2 negocios nuevos, 1 que falló, 80 quesadillas, 30 tortas, 1 Trébol, 2 miembros nuevos de la familia, 1 oficio nuevo, 2 pantallas de celular, 2 baterías de celular, 1 funeral, 15 kilos de papas verdes, 1 blog nuevo, 50 (o más) botellas de vino, 1 semana en el rancho, 2 Bacacionales (no quieren saber…), 1 graduación, 41 momentos capturados en Instax, 3 ramos de flores, 4 prendas negras, 20 abrazos de mis sobrinos, 3 apodos nuevos, 1 decepción electoral, 1 presidente nuevo.

El año pasado fue un año difícil. Un año lleno de esfuerzo y llantos y sacrificios, pero con todo lo malo, viene algo bueno. El final del año lo pasé con mi gente favorita sentada en mi mesa. Con mi celular llenándose de mensajes de aquellos que no pudieron estar. Al final del año, sigo viva y dando guerra, rodeada de mi gente importante.

¿Qué más puedo pedir?

Xo,

C.

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