No todas las amistades duran para siempre. Claro, es triste, pero también es cierto. Como yo lo veo, solo hay dos posibles motivos por los cuales una amistad termina: a) siempre hubo algún quiebre en los cimientos de la amistad. Puede que hayas querido a tu amiga con todo tu ser, pero había algo que tal vez no hacía click del todo; O b) su trabajo como tu amiga, y el tuyo como la suya, terminó.
Durante toda nuestra vida, probablemente hemos considerado cercana a más de una persona. Algunas vienen, otras se van, pero son pocas las que se quedan. Creo firmemente que no hay persona que conozcamos solo por “coincidencia”. Cada persona que hemos llamado “amigo”, independientemente de si aún está en tu vida o no, obtuvo ese título por una razón. Hay varios tipos de amigos… Están los que vienen a sacudir tu vida un poco y después se van… Si una amistad termina, no significa que el tiempo que duró haya sido en vano ni menos valioso, simplemente significa que su trabajo el uno con el otro terminó. La conexión que tenían puede ya no estar, pero eso no resta importancia a lo vivido.
Están los amigos que conociste a los 9 años en un avión, cuando morías de nervios por ir a Disney por primera vez. Están los amigos que solo son amigos porque van juntos en la escuela o trabajan en la misma oficina. Están los amigos que son parte de tu círculo social, o los amigos que son hijos de los amigos de tus papás. Están tus amigos de la infancia con los que ya casi no hablas. Están los amigos que se convierten en familia por un tiempo en una ciudad que no conoces o los que se convierten en tus compañeros de aventura… Y luego, están esos amigos que van contigo contra el mundo, los que consideras más que familia, almas gemelas.
Todos son igual de valiosos.
En mi caso, tengo pocas amigas… Así me gusta (digamos que valoro más la calidad que la cantidad). A la mayoría la veo entre 1 y 5 veces al año, si bien nos va. Está la amiga que conocí a través de mi mejor amiga de la prepa (con quien ya no hablo). Está la amiga que conocí "por accidente” en un viaje a NYFW. Está la amiga que fue mi primera roomie en la universidad hace 7 años. Está la amiga que es novia de mi primo político, quién lleva 10 años andando con él pero que recién conocí hace un par de meses. Está la amiga con la que canté por años en el coro de la escuela, con quién perdí contacto y gracias a Instagram volví a hablar hace poco. Está mi prima, 15 años mayor que yo. Está mi tía, un año mayor que yo. Todas tienen un poquito de mi en ellas, y yo un poquito de ellas en mi. Llevo su corazón en el mío, así como el poema de E. E. Cummings.
Hace un par de años, de la nada decidí que quería que la lista de invitados a mi boda (al menos los de mi lado) fuera de no más de 30 personas (y digo de la nada porque no tengo planes de boda, ¡mucho menos alguien con quién casarme!). Mi lista se ha mantenido relativamente igual: algunos miembros de mi familia y mis amigas más cercanas. Llega un punto en la vida de todos en el que se hace más difícil hacer amigos y más fácil perder a los que tienes, así que 30 me pareció un buen número.
Tristemente, en marzo de este año quité uno de los nombres de mi boda hipotética. No hubo gran pelea, ni nada. Simplemente sucedió… Para ser perfectamente honesta, debo admitir que aunque quise mucho a esta persona y le deseo lo mejor hoy y siempre, creo que parte de mi sabía que había diferencias fundamentales de opinión y maneras de ser que tarde o temprano llevarían a este desenlace. Creo que siempre supe que no sería para siempre, pero al final de cuentas, ella fue mi hermana y mi red de seguridad cuando la necesité. Solo espero haber sido tan buena para ella y con ella, como ella conmigo.
A pesar de eso, me considero alguien con suerte. He tenido la oportunidad de ser parte de los momentos más grandes e importantes de las vidas de mis amigas (bodas, hijos, emprendimientos…) y de los momentos más duros y difíciles de muchas (depresiones, divorcios, deudas…). Aún así, siempre hemos encontrado la manera de reír o llorar juntas. No soy alguien que disfrute convivir con mucha gente, así que a las pocas personas a las que he abierto mi corazón las adoro con todo lo que soy.
A las que ya no están, les prometo que las quise mucho y que siempre van a tener un lugar especial en mis recuerdos. A las que siguen conmigo, ya se que no soy una amiga fácil, pero aún así encuentran maneras de quererme. A todas, gracias. Sin ustedes estaría verdaderamente perdida.
Xo,
C.
Not all friendships are meant to last forever. It’s sad, but it’s also very true. The way I see it, there’s only two possible reasons for a friend breakup: a) there was always a crack in the foundation. You may have loved your friend deeply, but there was just something that wasn’t quite a perfect fit between the two; or b) their job as your friend, and your job as their, is done.
In your life you’ve probably had a few people you’ve considered close. Some come, some go, but very few stay. I firmly believe we don’t meet people by chance. Everyone you’ve ever called, or still call, your friend has gained that title for a reason. There’s the people are meant to come, shake up your life and leave… If a friendship does indeed come to an end, it doesn’t mean your time as friends is any less valuable, it simply means that your task with each other is done. The connection you once shared might have come to an end, but that doesn’t mean the years you shared are worthless. Of course, there’s the people that are meant to stay, those who will eventually become your soulmates.
There’s the friend you make on an airplane when you’re 9 years old, when you’re excited and anxious about your first trip to Disneyland. There’s the the friends you’re only friends with because you share classes or work. There’s the friends who you’re friends with because they’re part of your extended circle. There’s the kids of your parents’ friends. There’s the friends from any club or activity you’re into, and the friends from childhood you don’t really talk to anymore. There’s the people that are meant to become your family for a while, your sisters in a new city and your partners against the world. And then, there’s your soulmates. That tiny (at least in my case) group of people who you’d do pretty much anything for and who you’d be lost and crazy without.
They’re all equally valuable.
In my case, I consider very few people my friends. Most I see between 1 and 5 times a year, if I’m lucky. There’s the girl who i met through my then-best friend from high school. There’s the girl who I met “accidentally” on a trip to NYFW. There’s the girl who was my first college roommate 7 years ago. There’s my step-cousin’s long-time girlfriend who I just met this summer. There’s the girl who sang in show choir with me and who I reconnected with after years of not hearing from each other. There’s my older cousin, 15 years my senior. There’s my aunt, who’s one year older than I am. They all have a little bit of me in them, and me a little bit of them in me. I carry their hearts in mine, just like that poem by E. E. Cummings.
A few years ago, I arbitrarily decided that I wanted my wedding guest list to be no more than 30 people (and I mean randomly because I have no actual wedding plans in the near future, or anyone to marry for that matter). My list has mostly stayed the same A few members of my close family, and my closest, dearest friends. There comes a point in your life where making friends gets harder and losing the ones you have gets easier.
Sadly, I scratched a name off my "wedding list" this past March. There was no big fight, not really. To be perfectly honest, while I loved this friend with all my heart and I wish her the very best, I think there was always a fundamental difference of opinions and way of being. I think deep down I knew it wouldn’t last forever, but she was my sister and safety net when I needed her the most. I only hope I was as helpful to her as she was to me.
I’ve been lucky (#Blessed). I’ve had the chance to be part of my friend’s biggest moments: weddings, births of children, new jobs, big moves, career changes; and also their very worst: divorce, breakups, debt. Still, we’ve always found a way to laugh, or cry, and be there for each other. I’m not much of a people person, to be perfectly honest. I like keeping my close circle small (let’s just say I value quality over quantity), but the few people that I’ve opened my heart to, and who have opened their hearts to me I adore deeply.
To the ones that have come and gone, I promise I loved you and you will always have a special place in my thoughts. To the ones that came and stayed, I am no easy friend, but you somehow find ways to manage and love me despite it all. To all of you, thank-you. I’d be lost without you.
Xo,
C.