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Foto del escritorCes Heredia

I'm Mrs. Undateable, Thank-You, and Good Night.


Crecí en una ciudad chiquita, chiquita en el norte de México, en donde todos saben el chisme sobre el vecino, su hijo y su perro (Si, el dicho de “pueblo chico, infierno grande” es muy cierto). Estuve en la misma escuela privada que mi madre y mis abuelas; mis compañeros de escuela eran los hijos de los compañeros de mis papás Pasaba mis días en el Deportivo Español, y mis noches en el mismo antro en el que mis papás y sus amigos bailaban a finales de los 70s. Crecí pensando que saliendo de la universidad me casaría, tal como todas mis tías, mi madre y varias de mis compañeras. Digo, eso es lo que hacen las niñas “bien” de ciudades chiquitas: se casan con un niño “bien” de ciudad chiquita y viven “felices” para siempre.

Así como en la canción de Shakira, las mujeres se casan antes de los 30 (bueno, a los 30 ya eres la quedada), y viven como señoras de sociedad que van a desayunar, al gym, a la escuela por los escuincles y a hacerle de cenar al marido. Todos los días de sus vidas. De chiquita, siempre pensé que sabía justo como sería mi vida. Sabía que me esperaban cosas grandiosas, pero también que quería ser la esposa de alguien. Pero bueno, las cosas no siempre salen como uno las piensa… A pocos días de cumplir 26, me encuentro una vez más redescubriendo quien soy y que quiero en mi futuro. Mientras mi vida profesional avanza, mi vida personal está estancada. El deseo es el mismo que hace 20 y tanto años: quiero a alguien con quien compartir mis altas y mis bajas. Debo admitir que me da un poco de miedo decir esto en voz alta. Hoy en día se ha deformado la idea de feminismo al grade de que hay personas que te atacan si admites que quieres a un hombre a tu lado… Como si no fuera posible realizarse y sentirse empoderada con un güey al lado. Pero bueno, ese es otro cuento…

Decir que mi semana estuvo difícil es poca cosa. Uno de mis perros murió después de casi un mes de enfermedad, mi negocio va lento, y recibí otro muy placentero (por favor, noten mi sarcasmo) mensaje diciendo algo tipo “no estoy listo para que esto sea una relación formal”. Y bueno, todo eso me trajo aquí. Un sábado por la noche, sentada en mi cama, comiendo helado de nueces y viendo mi serie favorita, The Marvelous Mrs. Maisel, por milésima vez mientras intento entender que rayos he hecho mal. Digo, porque seguro algo hice mal, ¿no? ¡Seguro yo soy el problema! Obviamente no, ya sé que no soy yo el problema (al menos no todo el tiempo). A veces las cosas no suceden como queremos. Está de la chingada, pero es normal y se vale estar triste.

Miriam Maisel, como yo, tenía su vida perfectamente planeada: encuentra tu estilo, gradúate de la universidad, encuentra un marido. (¿Fácil no?) Igual que a Miriam Maisel, la vida se ha encargado de darme varios trancazos que me recuerdan que hasta los mejores planes a veces fallan. Una de las razones por las que me encanta esta serie (de verdad, si no la han visto, háganlo ya) es el hecho de que Miriam (o sea, the marvelous Mrs. Maisel) siempre encuentra una manera de seguir con su vida, aún cuando todo parece estarse lleno por el caño. Encuentra algo nuevo que amar, y de paso empieza a amarse a si misma. Esta mujer es un verdadero modelo a seguir, les digo.

Al igual que la vida (y las relaciones amorosas), la serie está llena de altas, bajas y tocadas de fondo. Es un buen recordatorio para mi, y para cualquier mujer que la ve, que un pequeño percance en el camino al amor eterno no es el fin del mundo. Es más, hasta puede ser el comienzo de una fructífera y amorosa relación contigo misma. Aunque a veces parezca lo contrario, estoy segura que algún día mi judío en armadura brillante llegará, y que en ese momento todo lo demás tendrá sentido. En algún punto pensé que mi cuerpo y talla eran la razón por la que no tenía eso que tanto quiero, pero ya descarté esa teoría. Tal vez no es que sea imposible de querer, tal vez es que me faltan cosas que aprender antes de que llegue la relación que merezco.

Eso es todo por ahora. Soy Mrs. Not-Undateable, ¡gracias y buenas noches!

Xo,

C.

 

I was born and raised in a small town in the north of Mexico, were everyone knows everyone’s business. I went to the same private school my mother and grandmothers went to. My classmates were the kids of my parents’ classmates. I spent my days at the Spanish Sports Club and got drunk for the first time in the same club where my parents danced the nights away in the late 70s. I grew up thinking I’d get married straight out of college, because that’s what small town girls do: they get married to a small town boy and live “happily” ever after. Women get married before 26, have a couple of kids, and live as ladies of leisure while their husbands work. As a young girl, I always thought this was exactly how my life was going to happen. I knew I wanted great things for myself, but I always knew I wanted to be someone’s wife.

Alas, as it usually is the case, things did not go according to plan. I’m soon turning 26 and find myself very single, and rediscovering my life’s purpose for the fourth or fifth time in the last two years. While my goals keep changing and evolving in the professional department, in the love department, it’s always been the same: I want someone to share my ups and downs with. I’ll admit it’s a little scary saying this out loud nowadays, when the popular concept of feminism has devolved into the idea that women can’t be powerful or empowered with a man by their side. I strongly believe we can, but that’s a whole other story…

To say that my week has been rough is an understatement. I lost a dog, work seems to not pick up and I received yet another “I’m not ready for this to become a real relationship” text, which has led me here. I’m sitting in bed, eating a pint of butter pecan ice cream and watching my favorite show, The Marvelous Mrs. Maisel, for the millionth time while I try to make sense of what I’m doing wrong. I mean, surely I must be the problem, right? I must be undateable! No, I know I’m not the problem. Things just don’t always go according to plan; it sucks, and it’s okay to be sad.

Much like the way I grew up thinking, Miriam Maisel had her life perfectly mapped out: find your style, get a degree, find a husband. And much like Miriam Maisel, my life keeps throwing me curve balls that remind me that even the best laid plans can fail. One of the reasons why I love this show (I swear, if you haven’t seen it, do yourself a favor and get to watching it already! It’s hilarious!) is the fact that Miriam (aka, the marvelous Mrs. Maisel) somehow finds a way to keep going when her life seems to be falling apart. She finds something new to love and in the process starts loving herself. That woman is a role model and I strive to be a little more liker her every day.

Much like life (and dating) itself, the show features ups, downs and rock bottoms. It’s a good reminder for me, and for any woman watching, that one little mishap on the road to eternal love and companionship isn’t the end of the world. In fact, it can actually be the start of a very fruitful and loving relationship with yourself. Though at times it may not seem that way, I know my jew in shining armor will come, and everything else will suddenly make sense. I used to think my body and size were the reason I wasn’t getting what I wanted so badly, but I’ve discarded that theory now. Maybe it’s not the fact that I’m undateable, maybe I still have learning to do before I’m ready to have the relationship I want. That’s it for now. I’m Mrs. Not-Undateable, thank you and good night.

Xo,

C.

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