top of page
Foto del escritorCes Heredia

Reclaiming the F-Word


Si contara las veces que alguien ha usado la palabra “gorda” para referirse a mi de manera despectiva, probablemente nunca terminaria. Desde que tengo memoria he escuchado esa palabra en relación a mi cuerpo, acompañada casi siempre de risitas burlonas, caras de desagrado o algún otro adjetivo que pretende insultarme y hacerme sentir menos. Estoy segura de que no soy la única que ha vivido esto.

Vivimos en una sociedad que, a pesar del cambio de ideas tan cañón que empieza a haber, sigue enseñando a la gente (especialmente a las mujeres) a tenerle miedo a la palabra gorda. Nos han enseñado desde chiquitos que valemos más por como nos vemos que por lo que somos. A pesar de que a muchos nos dijeron hasta el cansancio que “la belleza viene de adentro”, las actitudes de la mayoría siguen demostrando lo contrario.

He escuchado a mis papás, amigos, novios y a muchos otros referirse a mi con esa palabra, o con algunas parecidas. Tal vez su intención era hacer que la palabra me provocara odio a lo que era y así quisiera dejar de ser algo tan terrible, pero nunca lo sentí como un intento de ayudarme, sino como un intento de hacerme menos por no ser lo que ellos esperaban.

Me tomó muchísimo tiempo entender que la palabra gorda no es más que un adjetivo, y tiene tanto poder sobre mi como yo decido. Si, es solamente un adjetivo. Igual que todos los demás adjetivos que usamos a diario para referirnos a lo que vemos. Rojo, azul, grande, chico, alto, mojado, lindo… La lista en interminable. Gorda es solamente una palabra más.

Tess Holliday, author of The Not So Subtle Art of Being a Fat Girl.

No pretendo decir que ha sido fácil, es más de repente me sigue costando recordar que no tengo porque sentirme mal cuando alguien se refiera a mi así. Es más, hace poco, hablando con alguien que me gustaba me dijo algo que me sacó un poco de onda al principio. La conversación era algo tipo “tus abrazos son lo máximo, los abrazos de las gordas siempre son lo máximo”. Cuando lo dijo sentí mi estómago hacerse chiquito, me sentí súper incomoda por un momento y me tomó unos minutos recordar que su comentario pretendía ser un cumplido. Después de pensar las cosas, me calmé, tomé el cumplido y la conversación siguió sin más sobresalto.

Desaprender lo que nos han enseñado desde chiquitos cuesta mucho, pero no es imposible. Olvidarnos de la carga negativa que la palabra “gordo” tiene, es dificil, pero es tremendamente necesario. Hay pocas cosas que te dan un sentimiento de poder tal, como el poder decir “si, estoy gorda, ¿y?”. Negar lo obvio (porque casi siempre es obvio) no lo hace desaparecer, pero aceptarlo si empodera a quien lo acepta. Aceptar los adjetivos que suelen ser usados como insultos, perderles el miedo y reclamarlos como nuestros no hace que promovamos la obesidad o los hábitos malsanos, es más bien todo lo contrario.

Aprender a no tener miedo a las realidades que vivimos promueve un camino a un estilo de vida más sano y feliz. El camino a ser sanos no es odiando lo que somos, sino amándolo lo suficiente para saber cuando es momento de hacer cambios.

Xo,

C.

 

If I ever tried to count the times someone has used the word “fat” to refer to me in a negative way, I’d probably never finish. Since pretty much all my life, that word has been used to refer to my body, usually accompanied by mocking laughs, a face of disgust or some other adjective meant to insult me. I’m pretty sure I’m not the only one who’s been in this situation before.

We live in a society that, despite the huge idea revolution going on, is still teaching people (especially women), to fear the word fat. We’ve been taught since kids that we’re valued more by the way we look than by what we are capable of. Even when we constantly hear that “beauty comes from within”, the attitudes and actions of people around us usually show the opposite.

Personally, I’ve heard my parents, friends and a couple of boyfriends use the F-word to refer to me. While most of the time their comments tend to come from a place of well-meaning and good intentions, more often than not, it has a negative effect. I’m pretty sure the idea behind these kind of comments is to make the person hate what they are so much, to the point of needing to change as soon as possible. These comments or remarks have never really felt like help, but more a weird attempt of making me feel bad for not being what they expect me to be.

It’s taken me quite a while to understand that the word fat is nothing more than an adjective, and has as much power over me as I let it. Yes, it is only an adjective. Just like all those other words we use on a daily basis to describe the world around us. Red, blue, small, tall, wet, cute… The list is endless, and fat is just one word.

I don’t mean to say it’s easy, like hell it is. In fact, I still find it hard to remember I have no reason why I should feel less when the F-word is used in reference to me. Actually, a few months ago I was talking to this guy I really liked, and he said something that caught me off guard. The conversation was something along the lines of “your hugs are the best, usually fat girls give the best hugs”. I’ll admit my stomach dropped when he said this, and I felt super uncomfortable. It took me a few minutes to fully process the comment and realize he’d meant it as a compliment. After giving it some thought, and remembering that the word fat is not an insult, I took the compliment and the conversation went on.

Un-learning everything we’ve been taught since kids is no easy task, but it’s not impossible. Forgetting the negativeness that the word fat usually brings along is really fucking hard, but it’s also really fucking necessary. There are few things are empowering as being able to say “yes, I am fat, so what?”. Denying the obvious (because let’s be real, it’s almost always obvious) doesn’t make it disappear, but accepting it does empower us. Learning to accept the adjectives commonly used as insults, learning to not fear them and reclaiming them as ours, renders them useless. Accepting the word fat doesn’t mean promoting an unhealthy lifestyle, quite the contrary.

Learning to not fear our reality promotes a path to a healthier, happier life. The way to being healthy is not by hating who we are and how we look, but rather loving ourselves to the point that we know when changes need to be done.

Xo,

C.

45 visualizaciones0 comentarios

Entradas Recientes

Ver todo
bottom of page