Hace una semana fue el día del lipstick. Si, ya se que hoy en día hay un día “especial” para todo y que es más como un gancho de ventas que otra cosa (sí, estoy hablando de tí, MAC), pero aún así decidí usarlo como excusa para intentar comprobar una pequeña teoría que tengo desde hace tiempo.
La historia del labial es muy extensa ha salido y regresado en cuanto a moda se refiere según las épocas y los personajes importantes e influyentes de cada una de ellas. Lo que empezó como una mezcla de pigmentos naturales e insectos coloridos hoy es una industria de millones de dólares a la que cada vez se suman más empresas “indies” dedicadas exclusivamente a la producción de este cosmético.
Hoy en día existen cientos de marcas, colores y tipos de labiales que nos sirven como una herramienta más para expresar lo que sentimos y pensamos en cualquier momento. Siempre he sido de la idea de que el maquillaje no es una manera de escondernos, sino de aumentar lo que ya tenemos y somos. En mi opinión, puedo estar en los pants más fodongos y el chongo más desarreglado, pero en cuanto me pongo un poquito de lipstick en automático mi día mejora.
Podrá sonar muy superficial, y sí tal vez lo sea, pero no por nada existe el famoso Efecto Lipstick. El Efecto Lipstick es una manera bonita de decir que la cantidad de ventas de labiales es inversamente proporcional a la salud económica (ya sea personal, familiar o global). En momentos de crisis siempre nos vemos con la necesidad de reajustar los presupuestos y dejamos de hacer gastos innecesarios, pero siempre hay lugar para un pequeño gasto “lujoso” que nos haga sentir que no todo va tan mal como parece.
Usando el día del lipstick como excusa, decidí hacer un sondeo rápido entre mis conocidos y mis contactos de Facebook para entender un poquito más los efectos que un tubito de unos cuantos gramos de maquillaje tiene en sus estado de ánimo y sus rutinas diarias. El ejercicio fue muy sencillo, empezó por un par de WhatsApps a mis amigas preguntándoles qué sienten cuando usan lipstick y al darme cuenta que las respuestas eran muy parecidas, decidí ampliar mi experimento a Facebook.
Primero que nada, me sorprendió la cantidad de respuestas. Esperaba muchas menos, pero me dio gusto darme cuenta que una cosita tan chiquita puede tener un efecto tan grande y positivo. Todas estas respuestas, aunque diferentes una de otra, decían prácticamente lo mismo: “usar lipstick mejora mi estado de ánimo”.
Están aquellas personas que se sienten más bonitas o arregladas, aquellas que encuentran en el tubito de labial la confianza y seguridad que necesitan para empezar el día, aquellas que usan el lipstick como una manera de disfrazarse de sí mismas y expresar sus emociones, y aquellas que lo ven como un accesorio más con el que jugar para lograr el look del día. Me encantó darme cuenta que los efectos del labial no saben de profesiones y gustos personales, ya que dentro de las personas que contestaron había chefs, diseñadoras, ingenieros y una que otra metalera.
Mucha gente, incluída yo, combina el color de su labial con su estado de ánimo.
Me dio mucho gusto comprobar que no soy la única que usa el labial como una manera de subirme los ánimos y de empoderarme y que la mayoría de las personas se maquilla como parte de un “ritual” por así llamarlo, y lo hacen para sí mismas. El maquillaje ha dejado de ser algo que usamos para impresionar o quedar bien con alguien más y lo hemos convertido en una forma de arte nueva que nos permite, al igual que el resto del arte, expresar de una manera distinta lo que somos y sentimos.
Xo,
C.
About a week ago something called International Lipstick Day happened. Yes, yes, I know that nowadays there’s a “special” day for pretty much everything and that it’s usually more of a marketing hook than an actual celebration (I’m looking at you, MAC!), but either way I decided to use it as an excuse to try to prove a little theory I’ve had for a while.
The history of lipstick is quite extensive. This is a product that has come and gone and come back again into fashion depending on the period in time and the people who influenced it. What started out thousands of years ago being a mix of natural pigments from plants and crushed insects (yum!) has now evolved into a multimillion dollar industry that keeps constantly growing. Hundreds indie or social media driven makeup companies keep popping up, with the sole purpose of creating more lipstick options for their customers.
I’ve always thought that makeup isn’t a way to hide away, like many people seem to think, but rather a way to showcase the things we like about ourselves and what we already are. The way I see it, I can wear the oldest pair or sweatpants in my closet, an old t-shirt from my college days and have my curly, unwashed hair up in a messy bun (in other words, the laziest outfit ever) and still feel like I’m ready to meet que Queen as soon as i put some lipstick on.It might sound superficial, and yes maybe it is, but there’s a reason the famous Lipstick Effect exists. Lipstick Effect is just a fancy way of saying that the sales in cosmetics, especially lipstick, is inversely proportionate to someone’s economic health. Usually during times of economic crisis we have the need to adjust budgets and stop making unnecessary purchases, but even then, there’s always space for little pick-me-ups that help us remember that things aren’t quite as bad as they seem.
Using Lipstick Day as an excuse, I decided to do a quick survey among my friends to try to better understand how a little tube of a few ounces of makeup can have so much power over people’s emotions. My experiment basically consisted of texting a couple of my close friends and asking them is wearing makeup or lipstick had any special effect in their day-to-day lives. Once I realized the answers were very similar, I decided to expand my survey and include my Facebook contacts.
First of all, I was pleasantly surprised with the amount of answers and feedback I got. I was definitely expecting a lot less, but it was amazing to realize just how much power there is in a little tube of lipstick. The answers I got were different from each other, but they all said basically the same thing: “lipstick brightens my mood and I’m empowered by this”.
There’s the people who say they feel prettier. There’s those who find in lipstick the courage to face their days. There’s those who feel that wearing makeup is a way to wear a costume of themselves that helps them express their feelings, and then there’s the people that see lipstick as just another accessory to play around with in order the perfect look for the day. It was amazing to realize that the feelings this little cosmetic product bring to people are in no way related to what they do for a living or what hobbies they have. In the mix of people who answered, there were chefs, designers, engineers, doctors, full-time moms, vintage-loving people and one or two metalheads.
This little experiment helped me realize how important lipstick has become in our society. Most of us don't just wear it as a way to boost our moods and empower ourselves, but also that makeup is becoming a kind of ritual for a lot of people, done for no one but ourselves.
Makeup has stopped being something we use as a mask to hide behind, or something we use to impress someone else. We have transformed it into a new form of art that, like every other known form of art, allows us to connect with each other and communicate in our own way what we think, feel and who we are.
Xo,
C.