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Foto del escritorCes Heredia

El extraño caso de los calcetines de glitter.


La semana pasada, mientras buscaba una foto que le mandé a una de mis amigas hace meses, me encontré una conversación de la última vez que fuimos de compras juntas. Básicamente, la conversación era un recuento de daños de que tanto habíamos comprado y lo emocionadas que estábamos por estrenar todo. Cabe mencionar que yo solo compré calcetines ese día y no les puedo explicar la emoción que me causó esa compra (ustedes disculparán mi ñoñez).

Probablemente soy una de las pocas personas que conozco, al menos en esta ciudad, que se emociona tanto por comprar calcetines y es que déjenme les digo que no eran calcetines comunes y corrientes. Estos 5 pares de calcetines que me emocionaron tanto eran de red, transparentes, con brillos, esponjositos y de encaje. Sí, de esos mismos que vemos en Instagram pero que muchas veces no sabemos como incorporar en nuestro día a día.

En fin, regresando a esa conversación que inspiró este post, mientras yo me reía de mi emoción por algo tan menso como calcetines, mi amiga me dijo algo que me hizo sentir mucho orgullo. Me dijo que era normal que me emocionara por cositas así, porque me preocupo por lo detalles y hoy en día ya casi no hay gente que le eche tantas ganas a cada detalle de su outfit, y es que al parecer ahora nos da miedo que los demás piensen que nos importa cómo nos vemos.

"...y es que al parecer ahora nos da miedo que los demás piensen que nos importa cómo nos vemos"

¿De cuándo a acá se convirtió en algo malo que nos importen los pequeños detalles? Entiendo que las tendencias como el athleisure, normcore y el minimalismo han hecho que muchos millennials sientan que está bien vestirse fodongos, o “con lo primero que encuentran”. Digo, obviamente cada quien se viste como se siente más cómodo, y nadie es quien para estarnos diciendo qué usar o que no usar, pero si me sorprendí al darme cuenta que a muchos de nosotros nos da miedo que nos vean como “forzados”, porque pensamos o planeamos bien cada uno de nuestros atuendos.

¡¿De cuándo a acá arreglarnos y disfrutar el proceso se convirtió en algo tan negativo?! No sé ustedes, pero a mi desde chiquita me enseñaron que debía salir de mi casa bien peinada y arreglada. “Vístete como si fueras a ver al amor de tu vida en la calle” me decía mi tía Vicky. Hoy en día vivimos en una sociedad en la que parecer como si no te importara lo que usas es lo mejor del mundo. Seamos realistas, a la mayoría de estos “desinteresados” de la moda les importa tanto o más que a los que pasamos horas planeando cada minúsculo detalle. A la gran mayoría de nosotros nos importa lo que piensen los demás, la diferencia es que habemos algunos, pocos por desgracia, que preferimos ser nosotros mismos a pesar de esas opiniones o comentarios que haga la gente a nuestro alrededor.

“Pero es que si te arreglas todos los días, no te vas a ver diferente cuando haya una ocasión especial…”

Me pregunto, ¿qué no sería mejor hacer de cada día una ocasión especial? ¿Por qué esperar a un cumpleaños, cena, aniversario, o cualquier otro evento que salga de nuestra rutina para arreglarnos y sentirnos bien con nosotros mismos? ¿Qué no sería mejor si en vez de esperar esa excusa para sacar los calcetines con brillos, hacemos que ese pequeño detalle sea lo que rompe la rutina? ¿Por qué no ser como Anna Dello Russo y aprender disfrutar y jugar con la moda en vez de tenerle miedo a sobresalir y ser el centro de atención?

Como ya dije, cada quien usa lo que le venga en gana y lo que lo haga senti comodo. Si unos leggings y sneakers te van a hacer sentir como Beyoncé, go ahead! Pero, si mueres de ganas de usar una falda rosa neón, unos creepers negros o unos botines de glitter, ¡hazlo! Esa es la gran belleza de la moda y el estilo, que no hay que vestirnos para nadie más que para nosotros mismos. Haz de cada día esa ocasión especial que tanto esperas y ponte tus tacones, overall, mom-jeans con hoyos, maxi-aretes o tu abrigo de piel con plumas. You do you.

Xo,

C.

 

Last week, while looking for a picture I sent to one of my friends a while ago, I came across a conversation from the last time she and I went shopping together. What was originally supposed to be a quest into the land of bathing suits, ended up being an hour-long trip to Oysho, where I left with 5 pairs of socks. Yes, socks. The conversation was basically us gushing about how excited we were to get to hang out again and me getting really excited about getting to wear my new socks (excuse my level of dork, please).

Yes, like I said, I am the kind of person that gets excited over a thing like socks. Mind you, I’m talking about the fun kind of socks - the glittery, mesh, fluffy and lacy kind. The same ones that flood the cool kids’ Instagrams and Facebooks, and that a lot of us have no clue how to incorporate into our wardrobes. Anyway, back to the conversation that inspired this post... While I laughed my dorky, no-sound laugh of joy over my purchases, my friend made a point in telling me that I should be proud of myself for being one of the few people that still care about the little details. Apparently, we’re all scared of what people might think of us if we look like we “try too hard”.

When did caring about the small details become a bad thing? I personally blame athleisure, normcore and minimalism to some extent, for making a lot of people feel like its okay to not care about the way they dress. Lazy-chic is a style a lot of us have adopted in recent years and is now considered the “right” way dress. We are obviously all entitled to our personal style and to wearing whatever makes us feel the most confident and comfortable, and no one has the right to police what others wear, but I was definitely surprised when I realized how many people are scared of other thinking they “try too hard” because we care about what we wear and carefully plan our outfits.

When did dressing up, and actually enjoying the whole process, become a bad thing? I don’t know about you, but ever since I was a little girl, I’ve been taught to love the art of dressing up, and to never leave my house in anything less than my best. “Dress like you’re going to meet the love of your life on the street today” my aunt Vicky used to tell me.

According to my friend (and to my Instagram research following the conversation) the cool thing now is for people to look like they just don’t care. Let’s be real for a minute, most of these people who apparently show no interest in fashion and trends, probably put in just as much time in looking that way as those of us who do care. Its the same logic as the no-makeup makeup look; trying to look “natural” or “careless” takes just as much energy as trying to look dress up and made up. Most of us human beings,if not all of us, care about what other think about us, its a completely natural thing when you’re a part of society. The big difference here is that there’s still some of us, sadly just a few left, who still prefer being ourselves and wearing whatever we feel like wearing, despite the opinions of others.

“But, if you dress-up every single day, then it won't be special when you actually have to go to a special event…” I get this comment a lot, and my answer is always the same: why wait for a special occasion to happen? Why not make every day a special occasion? Seriously, what’s the point in waiting for that birthday, work dinner, anniversary or christmas party to dress up and feel good about ourselves? Wouldn’t it be so much better to make every single day better, less boring and less routine-y with sparkly socks (or whatever it is you feel like wearing)?

Like I said, we can all decide what we want to wear and what makes us feel comfortable. If leggings, baggy jeans and sneakers are going to make you feel like Beyoncé, then go ahead and rock those baggy jeans! But, if you’re just dying to wear a neon pink skirt, some creeper shoes or glitter boots, then stop waiting for an excuse and wear them! That’s exactly the beauty of fashion and style, that we dress, up or down, for no one but ourselves. Make every day a special event and wear those velvet pants, sequined dress over pants, ragged mom-jeans or that fur and feather coat that’s been hanging in your closet. There's no need to wait for a Fashion Week moment when you make the street your own runway.

Xo,

C.

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