Es el último día del año, y como cada año tengo (al igual que un montón de gente) la costumbre de hacer un recuento de daños.
Empezaré precisamente por el principio del año. Hace un año pasé de ser universitaria a ser nini; me moría de miedo del famoso “¿Y ahora qué?” y para ser sincera, aún sigo sin tener una idea clara de lo que quiero. Inicié el año viviendo en la ciudad que considero mi segundo hogar, San Pedro. Un pedacito de mi corazón se quedará por siempre allá, en el cerro de Chipinque. Hace un año vivía sola, tenía mi propio cuarto y moría de miedo y emoción por las posibilidades.
Barrio Antiguo // Jessica Blandina // 2016.
Despedida de Monterrey // 2016.
Hoy, 12 meses después, estoy de regreso en la ciudad que me vió nacer y crecer, en el cuarto que comparto con mi hermana (cuando está en casa, durante vacaciones) y trabajando en la empresa que no solo me dio los medios para hacer todo lo que he hecho hasta hoy, pero es una parte fundamental de mi historia personal. No, no es precisamente el trabajo con el que soñé hace doce meses, pero es un trabajo que poco a poco estoy aprendiendo a querer, y que en estos cortos seis meses me ha dado los medios para seguir haciendo muchas más cosas.
Cristina presente via Bitmoji. // 2016.
Definitivamente 2016 no ha sido el mejor año en la historia, tanto el mundo entero como yo misma hemos visto mejores tiempos, pero aún así me atrevo a decir que no lo considero un mal año. 2016 fue un año en que me partieron el corazón, lloré como margarita desconsolada, pero también me reí y aprendí que la distancia no afecta las amistades cuando son de esas pocas que valen la pena. Este último año no solo cambié de domicilio, también fue el año en que decidí cambiar mi postura ante mi salud; me di cuenta que ser sana es una manera más de amarme a mi misma y no me hace hipócrita ni va en contra de mi filosofía de amor propio sin importar mis defectos.
Chapultepec // Cristina Heredia // 2016.
Durante el año que hoy termina, aprendí que ser amiga a veces significa ser asesora de emergencia de la tésis, e incluye desvelos y mucho cansancio, pero también la oportunidad de ver a alguien que quieres mucho lograr su objetivo. Por cierto, también incluye hacer un Foodie Tour por San Pedro, y ser una de esas “ladies who brunch” por un mes.
Pispi & Mau, San Pedro, N. L. , // 2016.
2016 fue el año en que me convertí en una “Damita Godínez”, como dice Argelia, y empecé a usar cupones para nuestras movie dates semanales (además empecé a comprar un montón de tazas y cositas para mi oficina). Gracias a mi estatus godín, tuve la oportunidad de pagar mi primer viaje con mi propio dinero (una de mis metas en la vida es viajar mucho, así que esto es algo importante), de invitar a mi hermana a un festival de música, y comprar regalos de navidad y Hanukkah para todos en mi casa. Además, es posible que mi colección de bolsas y zapatos haya crecido considerablemente; se siente padrísimo poder comprarme las cosas que se me antojen, y aún mejor sabiendo que me las gané con mi trabajo.
Desayunando en Coyoacán // 2016
Este fue el año en que volví a hablar con personas con las que hace más o menos cuatro años no hablaba, entre esas personas uno que ahora considero uno de mis mejores amigos y de quién aprendí muchísimas cosas que hicieron nuestra amistad aún más fuerte. 2016 también fue el año en que me sentí vieja más de una vez, cuando otro amigo se puso a contar los años desde que nos conocemos y desde que él y yo salimos. Como dije antes, 2016 no fue el mejor año, pero tampoco el peor…
24 // 2016.
Mañana empieza un año nuevo, que aunque realmente solo es un día más, un nuevo año se siente como la oportunidad de escribir un capítulo más en mi libro.
Tal vez 2017 sea el año en que vuelva a diseñar y empiece mi propio negocio, aunque sea chiquito. No saben cómo extraño diseñar… Espero que el año que empieza sea uno lleno de viajes (especialmente uno a San Diego y Los Ángeles); no duden que saldré con mi maleta a darle la vuelta a la cuadra, solo por si acaso. Tal vez 2017 sea el año en que deje de decir que el amor no existe, aunque la verdad lo digo más en juego por la cara que hacen mis amigos que porque realmente lo crea.
Canalita se gradúa // 2016.
No tengo idea qué sucederá el año próximo, así como no tenía idea de lo que este año traería para mi; de lo que sí estoy segura es que el resultado no depende de nadie más que de mi.
No me queda más que desearles que el año que mañana empieza les tenga en puerta un montón de oportunidades, buenas noticias, buenos ratos y la cantidad necesaria de ratos amargos para poder apreciar las cosas positivas.
Gracias por ser parte de The Not-So-Simple Life of C., por sus likes, comentarios y shares; por decirme que leen cada post que publico.
Here’s to the end of this year and the hope of a better tomorrow; here’s to a bright new beginning; here’s to life. L’chaim!
Xo,
C.