I get it. A veces vemos ropa, zapatos, accesorios o hasta makeup que nos encantan pero que simplemente no encajan en nuestros presupuestos. Me pasa, y mucho…
Los artículos de lujo tienen un precio tan elevado por una buena razón: su calidad. Los materiales, tecnología, mano de obra o simplemente por ser un articulo de coleccion, diseñado por alguna de las marcas con más peso en la industria.
Recuerdo que hace tiempo lei un articulo en Elle Mx sobre la piratería, y uno de los comentarios se me quedó grabado. Era algo así como “quién les manda tener precios tan caros, si fueran más accesibles los pagaría, pero como no tengo dinero, compro pirateria”.
Ese comentario me dio mucho coraje, para ser honesta. Todas, absolutamente todas las marcas, ya sea de moda o de cualquier otra cosa, tienen un mercado meta. Por desgracia, no todos encajaremos siempre con los mercados meta de las marcas que amamos. Para bien o para mal, las industrias de la moda y la belleza son mundos completamente aspiracionales. Lo que vemos en pasarela, en alfombras rojas o en la televisión no es lo que nosotros, los “simples mortales”, vamos a usar. Tal vez esto pueda parecernos injusto, pero así son las cosas. Las marcas tienen derecho de decicir a quién quieren vender sus productos y con quiénes quieren que la marca "conviva". De la misma manera, nosotros como compradores tenemos el derecho de comprar o no una marca.
Las pasarelas y grandes eventos sirven, entre otras cosas, para comunicar tendencias al mercado masivo. La idea es tomar inspiración de lo que vemos y aplicarlo en nuestras vidas diarias de manera que se ajuste al presupuesto de cada uno. No se trata de endeudarse para conseguir la nueva Chanel, pero tampoco se trata de comprar la versión pirata que te venden en el mercadito.
La piratería es robo, así de fácil. Tomar las ideas de alguien más, y venderlas como propias no solo está mal moralmente, es ilegal. Ojo, que al hablar de tomar inspiración de lo que vemos no me refiero al tipo de “inspiración” que se da en muchas escuelas de moda, en dónde alguna compañera se fusila un diseño de Rachel Roy, con todo y boceto, para su clase de diseño de vestidos de noche; eso también es robo a la propiedad intelectual.
Al hablar de inspiración, me refiero a tomar las ideas que vemos en pasarela o revistas y "traducirlas", por así decirlo, a nuestro guardarropa. Se trata de entender las tendencias, no de ser vícitma de ellas.
No es raro toparse con gente que tiene la mentalidad de “a mi no me importa la calidad, solo quiero lucir ‘a la moda’” y que piensa que es mejor adquirir un clon barato del que no le duela deshacerse una vez que presente señales de desgaste por el uso. Este tipo de mentalidades no hacen más que perjudicar tremendamente a la industria, y de forma indirecta, a nuestra sociedad.
Según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico realizado en el año 2013, la piratería representa el 2.5% del comercio mundial, o sea, unos $461 billones de dólares. Por desgracia, este es un mercado en ascenso que no sólo afecta al comprador, bien dicen que lo barato a la larga nos sale más caro, también afecta a todas aquellas personas que forman parte de la cadena laboral, ya que muchas veces éstas trabajan prácticamente en condiciones de esclavitud.
Si, obviamente me muero por tener un closet lleno de bolsas y zapatos de diseñador, igual que Kris Jenner, Chiara Ferragni o Jeffree Star. Me fascina el maquillaje de buena calidad, me matas con un perfume Valentino o Chanel, y obviamente las bolsas son mi perdición pero prefiero, por mucho, ahorrar mi dinero y saber que mi Chanel, Hermés o Prada original es fruto de mi esfuerzo que tener veinte o treinta copias mal hechas.
Xo,
C.