He estado completamente desaparecida del blog por los últimos dos meses. Entre el útimo jalón de tésis (y de la carrera), el exámen profesional, la graduación y en general todo diciembre, no he tenido tiempo (y la verdad ni ganas) de pensar en algo que no sea dormir y descansar un rato.
Decidí que como ayer empezó un año nuevo, no hay mejor manera de empezarlo que escribiendo. Precisamente ayer me puse a pensar en todo lo que pasó durante el 2015 y cómo evolucioné en distintas áreas. Hace más o menos un año escribí un post sobre mis expectativas para el 2015 y la tésis, sobre mis sentimientos acerca de acabar la carrera y mi miedo al famoso "¿Y ahora qué?".
Pues bueno, ese miedo al ¿y ahora qué? sigue vigente y se hace más fuerte con cada día que pasa. Obviamente me emociona muchísimo el abanico de posibilidades que tengo, pero elegir una es lo que me preocupa. En fin, ya escribiré un poco más de ese tema después.
El 2015 fue uno de los mejores años. Fue el año en que más amor por mi carrera sentí, conocí a personas nuevas, las cuales pasaron de totales desconocidos a amigos muy queridos en menos de 12 meses. No solo eso, también fue un año en el que alguién con quién no hablaba hace años regresó a mi vida. Durante el 2015 cumplí no uno, sino tres de mis sueños; hice cosas sin permiso, que ahora me doy cuenta que pudieron haber tendio consecuencias bastante graves, pero lo bailado nadie me lo quita. Fue un año de muchos cambios, la mayoría para bien.
Obviamente no sería un año completo sin las cosas y personas desagradables que una se topa por ahí. Desde un "líder" de tésis bastante inútil y con el ego más inflado que los globos gigantes de Unelefante, (nótese que usé comillas en la palabra líder, ya que era el nombre de su puesto, más no de sus acciones), una compañera de tésis que entre enfermedades, lesiones que, a mi parecer son un montón de inventos y un "milagro" navideño (al menos según ella) no fue más que una carga para el equipo entero, hasta un sinodal necio y acomplejado, que por más ganas que tuvo de tumbar el proyecto con críticas y groserías, el trabajo bien hecho del equipo le calló la boca.
2015 fue un año en el que no solo viajé a una de las ciudades con las que soñaba desde chiquita, sino que además tuve la oportunidad de trabajar en NYFW. Mi amor por esa ciudad solo creció exponencialmente con cada hora que pasaba en ella.
Aprendí cosas sobre mí que no hubiera podido aprender sino fuera por U Yich Lu'um, Sanahcat y su gente. Conocí un poquito más de mis gustos y entendí que puedo usar mi voz para crear un cambio (y que siempre habrá quién escuche esa voz), y que por más chiquito que sea ese cambio, es mejor que quedarmen callada.
Sobretodo, fue un año en el que (como casi siempre) varios de mis logros, oportunidades y victorias se las debo en parte a mi familia. Cada uno de ellos jugó un papel importante en que mi 2015 haya sido tan padre.
No me queda más que esperar y buscar que el 2016 sea aún mejor que el año anterior.
Xo,
-C.