Uno de los sentimientos más extraños que he tenido es el de estar en mi cuarto aquí en Monterrey un lunes por la mañana y no tener que ir a la escuela. Llevo las últimas dos horas mandando curriculums, arreglando mis perfiles de Behance y LinkedIn, y buscando a ver que hago con mi tiempo en lo que consigo un trabajo. La neta, pensé que ser nini sería un poquito menos frustrante y aburrido. En fin...
Desde hace meses me moría de ganas de ver la exposición de fotografías Coming Into Fashion, de Condé Nast en MARCO. Por una cosa u otra, no había podido ir a verla y en serio me puse triste cuando me regresé a Tampico a mediados de diciembre, pensando que mi oportunidad se había ido. Para mi gran sorpesa, unos días antes de regresarme a Monterrey me enteré que aún podía ver la exposición, ya que la quitan a finales de enero, y no a finales de diciembre como yo pensaba.
Quedé con Jessica de ir a comer por algún lugar cerca del museo y después entrar a ver las exposiciones del museo y caminar por Barrio Antiguo. Primero que nada, nos vimos en Plaza Fátima, en dónde acabé comprandole una muñeca María (de esas que venden en cada esquina de Querétaro, pero que también te encuentras en casi todo México) a una señora. Fuimos a comer a un lugar vegetariano buenísimo en Barrio Antiguo, llamado Hare Krishna. De ahí, caminamos hasta MARCO. No tienen idea de lo mucho que extrañaba ir a un museo. El simple hecho de entrar a uno me causó una sensación de emoción y mariposas en la panza que hace varios meses no sentía.
La primera exposicón, Los Carpinteros, fue la que menos me gustó de las tres, aunque no me desagradó. Después, entré a Coming into Fashion, en la cual por desgracia no te dejaban tomar ningún tipo de fotos. Literlamente, el pobre guardia casi casi corría de un lado de la sala al otro para checar que nadie tomara fotos de la exposición. Aún así, como soy rebelde y no sigo a los demás (lo siento, referencia de RBD) logré tomar tres fotos. Me quedé como idiota viendo las fotos y pensando que algun día mi nombre aparecería en una exposición de este tipo, junto al nombre de Condé Nast. Al final del recorrido, salí de la sala con una sonrisota en mi cara, que solamente se potenció cuando entré a Animitas, la última exposición de MARCO.
Animitas, del artista francés Christian Boltanski. definitivamente fue mi favorita (sí, más que Coming into Fashion). Mediante retratos, cajas de metal, cables, luces y obscuridad, Boltanski te hace pensar en lo frágil que es cada momento, y en lo fácil que es olvidarlo una vez que termina. Nuevamente, salí de la sala con una sensación de paz y felicidad.
Para cuando por fín terminamos de ver las tres exposiciones, eran casi las 6:00pm, así que decidimos caminar un rato por Barrio Antiguo para que Jessica me tomará algunas fotos para un nuevo outfit post (¡Gracias, Jechi!) Encontramos un montón de lugares bonitos, los cuales normalmente pasan desapercibidos en la vida cotidiana de los regios. Tomamos unas cuantas fotos antes de quedarnos sin luz y nos regresamos al carro. Obviamente no podía terminar el día sin un accidente de mi parte, y camino al carro me resbalé y caí a medio centro histórico de Monterrey.
Tenía mucho tiempo de no disfrutar mi cuidad como lo hice ayer. Sí, Monterrey ya es también mi ciudad. Llevo poco menos de cinco años viviendo aquí, y cada que salgo a concerla un poquito más, descubro cosas nuevas que hacen que me enamore un poquito más de ella.
Ahora sí, se acabó mi break mental. Es momento de volver a la ardua búsqueda de empleo...
Xo,
-C.
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