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Foto del escritorCes Heredia

Fashion Film Friday - The Intern


Esta semana estaba un poco harta de todo y me sentía un tanto agobiada con mis mil y un pendientes y decidí que lo mejor que podía hacer era salir de mi casa e irme al cine yo sola. Chequé la cartelera a ver que peliculas había a esa hora y me di cuenta que The Intern (El Pasante de Moda en español) empezaba en una hora. Desde que ví el trailer de la película hace como un mes, me ieron muchísimas ganas de verla, así que estuvo más que perfecto mi timing. Me cambié, me subí a Tomate (para los que no saben, mi papá bautizó a mi carro como Tomate) y me lanzé al cine.

Comtrario a lo que hago normalmente en estos posts, no voy a hablar mucho sobre lo que pasa en la película, porque no se la quiero arruinar a nadie. La neta está muy buena y vale la pena verla. La última vez que vimos a Anne Hathaway en una película relacionada al mundo de la moda, fue hace 9 años en The Devil Wears Prada. (Si, ya pasaron 9 años...) La diferencia entre ambas películas es enorme, y no solo por el vestuario de la pelicula, pero más que nada porque ambas cuentan un poco la historia de como ha evolucionado la industria de la moda en casi una década.

Andy Sachs (Anne Hathaway en TDWP) es una chavita que llega casi por accidente a la súper revista de moda, sin la más mínima idea de quién es Patrick Demarchelier o qué el cerulean (Hint: es un color). Jules Ostin es la dueña y fundadora de una start-up de moda, muy al estilo de Nasty-Gal, llamada About The Fit. Emepzó su negocio probándose ropa y haciendo reseñas de cómo le quedaba, qué le gustaba y qué no. Sus oficinas están en un edificio viejo en Brooklyn, y para ahorrar tiempo dentro de la ofincina, se mueve en bicicleta. Mientras Runway tenía pasantes talla cero y de muy apenas 20 años y una jefa de 60 y tantos, About The Fit tiene una jefa de veintitántos y sus pasantes son personas mayores, como Ben Whittaker (a quién Robert DeNiro da vida).

En mi cabeza, el personaje de Jules Ostin es la evolución de Andy Sachs. Aunque son 2 personajes completamente diferentes, para mí son la misma persona (principalmente por la actríz que les da vida). Después de 9 años en la industria, Andy/Jules evolucionó y se dio cuenta que el estilo de vida que llevaba en Runway no la llenaba, así que se volvió más relax, dejó Manhattan por Brooklyn y creó su propia compañía.

Hace 10 años el mundo de la moda era todo show-off. Era hacer notar que traías puesto todo un outfit de 5 diseñadores diferentes y que por eso eras merecedor de un cierto estátus. Antes, el estátus era consecuencia de la ropa que usabas, o al menos esa es la impresión que se pretendía crear. Hoy en día, la gente con cierto estátus puede traer puestos unos slip-on Prada, unos lentes Chanel y un suéter de Céline, pero no lo grita a los 4 vientos. Hoy en día las prendas de lujo son más el fruto del esfuerzo, y por lo tanto son como un "premio". Al menos así lo veo yo.

Ya no es necesario estas hyper-arreglada, entaconada y con los mil kilos de maquillaje en la cara para encajar en una empresa o negocio dedicado a la moda. Con unos buenos tenis blancos, la cara lavada y los accesorios correctos es súper fácil verte bien sin verte exagerado.

Aunque probablemente siempre voy a soñar con el trabajo de Miranda Priestly (o al menos trabajar para alguien como ella) es muy probable que termine trabajando en un lugar como About the Fit, mucho más relajado y con un jefe mucho más accesible que la dama de hierro que era Priestly. (Y si mi futuro trabajo está ubicado en Brooklyn, pues qué mejor). No digo que una cosa sea mejor que la otra, ambos tipos de personas existen en la industria, solo que probablemente me sentiría más cómoda trabajando en un lugar más relax.

La neta The Devil Wears Prada es una de mis películas favoritas, no importa cuantas veces la haya visto, la puedo seguir viendo 20 veces más. The Intern también me gustó mucho. No sé si la consideraría de mis favoritas, pero si me gustó mucho. Llevo apenas 5 años metida en este mundo de ropa, imágen y moda, pero aún así me tocó ver parte de la transformación que describen estas dos películas. Si tienen oportunidad de ver The Intern, en serio háganlo, van a reír (y llorar un poquito) durante casi dos horas.

Xo,

C.

Trailer:

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