Tengo que admitir que me encantan los tacones. Siempre me ha gustado ser alta (bueno, más alta de lo que ya soy) y los tacones son la manera más fácil y rápida de lograr unos centímetros extras (La otra es esperar a que mágicamente un día amanezca midiendo 1.90). A pesar de que me encantan y que me encanta como me veo cuando los uso, tengo un montón de pares de tacones que han visto la luz unas 3 veces en su vida (y estoy exagerando cuando digo 3) porque son la cosa más incómoda del mundo. Si, se ven brutos pero el tener que equilibrarme (para los que no me conocen, soy bastante torpe) sobre 2 tubitos de metal no es lo mío, pero para mi buena fortuna, los días del reinado del tacón de aguja están contados.
Obviamente siempre han sido y serán un básico hasta cierto punto necesario, pero agradezco el break del stilleto con la popularización del block heel. Estas bellísimas invenciones que me permiten ser tan alta como quiero sin tener que arriesgar mi vida con cada pasito que doy. Gracias a toda esta tendencia de los años 70s, el chunky heel vió su regreso a las pasarelas y a las calles.
Atrás quedaron los días de skinny jeans enrollados al tobillo (lo de ahora son los culottes, pero esa es ooootra historia) y tacones más delgados que un palillo de dientes. Tal como lo expuso Miu Miu a principios del año en su colección FW15, los block heels están aquí para quedarse (y en serio, mis piecitos están tremendamente agradecidos)
Xo,
-C.
MIGUEL MEDINA/AFP/Getty Images