Inspirada en mi parte favorita de New York Fashion Week (que por cierto cambió de look y ¡me encanta!) esta semana decidí ver el documental Bill Cunningham New York, que como lo dice el título, es sobre el fotógrafo de street style del New York Times, Bill Cunningham. En febrero que estuve en Nueva York, tuve la oportunidad de ver en persona a este señor tan famoso haciendo lo que él más ama y lo que precisamente lo ha hecho tan famoso. Entre la multitud de fotógrafos de street style parados afuera de Lincoln Center, lugar donde anteriormente se llevaban a cabo las semanas de la moda en Nueva York, este señor destacaba por su característica chaqueta azul (neta, alguien debería hacer un Pantone en honor a este señor).
En fin, el documental sigue a Bill en su vida diaria, desde sus ratos en su oficina en el NYT y sus ratos en la calle, caminando por la ciudad esperando a que llegue ese atuendo espectacular para fotografiar, hasta momentos en su pequeñísimo departamento en Carnegie Hall (¡sí, dentro de Carnegie Hall!). Algo que me encantó de este hombre es que es una persona súper sencilla, lo cual es algo raro de alguien tan metido en el mundo de la moda. El señor se mueve a todos lados en su bici, usa una chaqueta azul barata y práctica, arregla su poncho de plástico de 10 dólares en vez de comprar uno nuevo, vive rodeado de su historial fotográfico y sin mucho lujo y lo que más, más me encantó es que utiliza cámaras análogicas, de esas de rollo que se usaban hace años. Es más, tan sencillo es que llega a la tienda en donde ha revelado sus fotos toda la vida, y en donde probablemente saben quien es Bill Cunningham, y cuando habla a preguntar si sus rollos ya están listos se refiere a sí mismo como “el hombre que llega en bici”. Eso, y que en una escena en la cual recibió un premio que lo reconocía como “Oficial en la Orden de Artes y Letras”, el señor acabó llorando porque decía que no tenía idea de porque le reconocían tanto, que el solo hace lo que le gusta y punto.
Antes de ser el fotógrafo del New York Times, Cunningham trabajó junto con Annie Flanders en Details Magazine, de quien por cierto, nunca aceptó un solo cheque, ya que él decía que al aceptar dinero, perdería su libertad creativa. “Esa es la clave, nunca tomes el dinero” dice Bill Cunningham, “el dinero es la cosa más barata, la libertad la más cara”. Cunningham, que tiene una preferencia por fotografiar a los neoyorquinos en días lluviosos, ya que dice que la gente es más real y menos pose cuando llueve, es el único fotógrafo para el cual Anna Wintour posa en las calles. Bueno, cuando digo que “posa” me refiero más bien a que deja de caminar 5 segundos y se para frente a Bill. Claro que eso es más que suficiente para el fotógrafo, quien muchas veces es comparado con fotógrafos de guerra por sus compañeros, ya que hace lo que sea por conseguir una buena foto.
William J, el nombre con el que se le conocía en sus épocas de diseñador de sombreros, estuvo presente en el primer desfile Ready-to-Wear de Yves Saint Laurent. Les digo, este hombre es una enciclopedia de la moda andante. Dedica su vida a documentar la historia de la moda en la verdadera pasarela: las calles. Obviamente, no se limita a Nueva York; cada 6 meses viaja a Paris, lugar que dice que “educa el ojo. Cada seis meses es como ir a la escuela…”.
Como ya mencioné arriba, es un hombre increíblemente sencillo, a quien no le molesta “trabajar” en las fiestas en su honor, ya que dice que no es trabajo, sino todo un placer estar detrás de la cámara. El hombre es una contradicción andante; no le gustan las cosas extravagantes, ni lujosas, pero dedica su vida a fotografiar mujeres que resaltan de lo ordinario. Es un hombre clásico, old-fashioned, de esos que ya casi no hay, pero tiene un ojo impresionante y una capacidad de entender el mañana, el hoy y el ayer a través de la moda en las calles.
Para él, es extremadamente importante tomar fotos en las pasarelas (es el único fotógrafo que no se queda en el área designada para la prensa, el se sienta con el resto de los invitados y busca ángulos diferentes desde su asiento en primera fila), tomar fotos en las calles, de las mujeres que compran la ropa de las pasarelas y la usan a su manera y tomar fotos en eventos de noche, ya que dice que no puedes reportarle al mundo si no conoces la historia completa.
A sus 80 y tantos años, el señor está más lleno de vida que mucha gente 50 años menor que él. Además, es el mejor ejemplo de la frase “married to the job”, ya que nunca ha tenido una relación romántica en su vida, para él no hay mejor amor que el de un hombre y su cámara, ya que siempre estuvo más interesado en la ropa que en el romance.
Honestamente creo que una de las metas de cualquier persona que asiste a Fashion Week, o de hecho cualquier día común y corriente en la gran manzana es que este señor te tome una foto. Digo, no por nada Anna Wintour dice que si Bill no te hace caso es la muerte.
Xo,
-C.